Alojamientos vacacionales en Ambroz Valley

Absolutamente todo es tal y como describe Nuria en su anuncio. La casa es aún mejor que en las fotos, está equipada y decorada con todo detalle. Viajábamos con niños e incluso habia todo tipo de juegos para ellos. En todo momento, hubo muy buena comunicación con el anfitrión y nos pusieron todo tipo de facilidades. Se encuentra en un pueblecito muy tranquilo, pero a 15min en coche está Ciudad Rodrigo, un pueblo precioso con supermercados, bares y tiendas. Sin duda, nos plantearíamos repetir en un futuro. Gracias a Nuria y su familia.

Alojamiento muy bueno, todo nuevo, buena ubicación…

Indescriptible, un experiencia única, sin duda, repetiriamos. Buena ubicación, muchas actividades que poder realizar y una casa extraordinaria. Gracias Enrique por tu atención durante toda nuestra estancia.

Un lugar para volver, hemos estado muy cómodos y nos han tratado de maravilla , tuvimos un problema con nuestro coche y nos ayudaron a solucionarlo. La casa es perfecta igual que en las fotos, súper limpia. Gracias por hacer que nuestra estancia haya sido perfecta.

Jose María estuvo muy pendiente para ayudarnos con cualquier cosa y la casa estaba bastante bien, completa y acogedora. Experiencia de 10

Todo ha sido maravilloso Las cabañas, el trato, la generosidad, el entorno. Muchas gracias ! Seguro que volveremos

La estancia ha sido perfecta, todo estaba correcto y fiel a las fotos y descripción. Lugar perfecto para desconectar y descansar. Punto a favor, que a nuestra llegada esta la casa calentita y con un detalle para nosotros. Repetiremos !! Gracias.

En japonés hay una palabra que define a este alojamiento: Anaba. Significa “joya escondida que sólo conocen los locales”. Y en mi vocabulario, un “anaba” sería algo que sólo compartiría con un número mínimo de personas, para poder guardarlo para mí como Gollum. La casita es un lugar tan único, que es difícil hacerle justicia con descripciones o fotos. Y la magia que tiene no se puede entender sin vivirla. No solo es la decoración, las vistas, el silencio, o el entorno. Es el amor y la personalidad de Emma y César lo que lo convierten en un verdadero Anaba. Un lugar donde te sientes libre, acogido y en casa. Y que quieres que se quede para ti para poder ir siempre. Los ratos matutinos y vespertinos de cerámica poniendo el mundo en orden con César, el privilegio mayor en mucho tiempo. No voy a caer en descripciones que conviertan este lugar en un alojamiento más. Es un Anaba, que solo puedes entender cuando lo vives. Y si lo vives y no lo entiendes, un abrazo para ti.

La estancia den casa de Carmen ha sido maravillosa. Intentaremos repetir en verano. Ella súper atenta, y la casa… como en casa!