Alojamientos para estancias largas en La Carbonera

Nos encantó nuestra estancia en esta hermosa cabaña moderna. Tiene hermosas vistas sobre el campo con las luces de la ciudad a lo lejos. Estás rodeado de plantas y aves autóctonas. Solo una pequeña cocina para preparar una comida muy ligera. Es un gran lugar para escapar. ¡Muy recomendable!

Marylena es la personificación de lo que Airbnb debería ser: una gran anfitriona que se preocupa por sus visitantes con mucha pasión y ofrece un departamento perfecto y especial en una ubicación perfecta y a un precio justo. Me sentí cómoda con Marylena antes de la llegada, ya que hizo todo lo posible para hacer todo perfecto antes de la llegada, incluidas numerosas recomendaciones para la zona. La ubicación del estudio es perfecta y me despierto por la mañana con las numerosas aves en el jardín que ya echo de menos. En el propio departamento, por otro lado, no me perdí nada. Había todo lo necesario. En el gran pueblo de Filandia estás a pocos minutos a pie, por la noche eres muy privado y tranquilo en el apartamento. Marylena se encarga de ello de inmediato si hay alguna pregunta, de lo contrario deja a sus huéspedes paz y tranquilidad. Pasé cuatro días geniales allí y me encantaría volver.

Es una finca súper bonita para descansar y desconectarse del día a día. Además, los anfitriones son supremamente amables y queridos, uno se puede sentar a hablar con ellos horas acerca de la vida de historia, de la vida en el campo, y de recomendaciones para hacer cerca o ahí mismo en la finca. Adicionalmente la comida Elena hace está muy bien. Y los animales que hay soy muy consentidos. Sólo tengan en cuenta que es una finca, no estarás yendo a un hotel o similar, estarás en una finca tal cual, en donde sus habitantes te ofrecen un pequeño espacio privado (una cabaña muy linda), estarás en el campo con todo lo que conlleva esa experiencia. Altamente recomendable, posiblemente vuelva a ir.

Gerado y Johanna son anfitriones geniales y muy cálidos. Realmente disfrutamos de la estancia y las conversaciones. Inmediatamente nos sentimos como en casa e incluso consiguieron una silla para nuestro bebé, lo que hizo que comer fuera mucho más fácil para nosotros. Tuvieron un consejo o conocían a alguien para todas nuestras actividades. Realmente no es una cuestión de lo cálida que nos dieron la bienvenida los dos. Pudimos hacer preguntas las 24 horas y nos hubiera gustado aprender aún más español de ellos. Los alrededores son muy tranquilos, ya puedes observar aves mientras desayunas en la terraza y quedarte dormido con el sonido del río. Justo lo que pasa si quieres escapar del ajetreo de la ciudad. Seguíamos volviendo y habíamos llevado a los dos en nuestros corazones.